Tú eres la razón de mí existir,
Dueña y señora de mis días,
y de mi tiempo.
La felicidad que hace renacer mi palpitar amoroso
Eres tú la señora amantísima de mi ser.
La sublime caricia de las caricias,
La brillante sonrisa que ilumina mi mirar.
El radiante calor que la vida me otorga
Tú eres el alborozo sublime que me cobija en su regazo.
Eres la luz que alboroza brilla y en mí se posa.
Eres la fragancia y
la ambrosía de la exquisita flor que renace en mí ser.
Mi amor es para la estrella que guía mi navegar por esas
procelosas aguas que la vida es.
Eres el canto de la sagrada ave que con su trinar invita a
la gran obra laborar.
El ágape sagrado que me invita realizar mi anhelo.
Eres tú y solo tú la señora, dueña de mis días,
El albo beso que
purifica mi existir.
Eres la mística experiencia que guía mi recto caminar.
Eres tú la semilla que en mi interior germina para dar el
divino fruto de la luminosa sabiduría que mi presencia vive en el eterno verbo
cuyo gerundio es siempre un brillante y luminoso como Eterno ahora.
Eres el todo de mi luz y la luz de mi todo.
Fraternalmente
ZARAKIEL.
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